‘Hacer algo con alegría o con el solo fin de entretenerse o divertirse’. Así define la Real Academia el verbo jugar. Y así resulta extraño pensar que verbos como estudiar o trabajar puedan parecérsele. Que eso de hincar los codos y pasarse horas en la oficina es una cosa muy seria… ¿O no?
Psicólogos, pedagogos y especialistas en la gestión de equipos de trabajo llevan algunos años defendiendo que la aplicación de las metodologías del juego a otros entornos tiene enormes posibilidades y múltiples beneficios. Facilita el aprendizaje, ayuda al desarrollo de la creatividad, la concentración, el esfuerzo… Y por supuesto supone una motivación extra. ‘¿Pero no se supone que el trabajo dignifica y el verdadero premio del estudio es el propio aprendizaje?’ Cierto, pero cuando nuestros abuelos decían eso sencillamente a nadie se le había ocurrido pensar en lo bueno que es jugar…