Menos es más. O al menos eso es lo que defienden los amantes de las microcasas o ‘tiny houses‘, una nueva corriente arquitectónica y sostenible que empieza a cobrar fuerza en Estados Unidos y a dar sus primeros pasos en países como el nuestro, donde algunos programas de televisión le han dado cierta visibilidad en los últimos meses. ¿De qué se trata exactamente? Las microcasas son viviendas generalmente de entre 18 y 50 metros cuadrados en las que el tamaño no importa… demasiado. A pesar de que lo más llamativo sean, precisamente, sus dimensiones están lejos de la imagen de un espacio triste, escaso o precario, consecuencia de una mala situación económica.
Quizás te suene. Falta de ventanas practicables, la sensación de que no se ventila bien o apenas circula el aire y un pasmoso efecto contagio cuando el compañero llega el lunes con catarro. Según el Observatorio DKV Salud y Medio Ambiente 2015 hasta un 30 % de oficinas en España padece el Síndrome del edificio enfermo (SEE), lo que la Organización Mundial de la Salud define como el conjunto de enfermedades originadas o estimuladas por la contaminación del aire interior en espacios cerrados, fundamentalmente oficinas.
¿Soluciones? Los jardines verticales en paredes y fachadas son una de ellas. Y en eso trabaja desde hace varios años Terapia Urbana, una empresa de arquitectos e ingenieros agrónomos, nacida de la Universidad de Sevilla y dedicada a la llamada naturación urbana, dentro y fuera de España. ¿Su objetivo? Mejorar la calidad ambiental y la eficiencia energética, desarrollando bajo su propia patente (Fytotextile) sistemas que integran la naturaleza en edificios y otros espacios urbanos, buscando paliar los efectos que la falta de vegetación causa en el medioambiente, los edificios y las personas.
Raphaël Ménard y Jean-Sébastien Lagrange, creadores del programa ZEF. Fuente: Web ZEF Program.
Vivir en un país desarrollado en verano supone tener una serie de lujos que no siempre valoramos: por ejemplo el poder tener aire acondicionado en nuestros hogares. Pero sin hablar de costes y sólo si pensamos en el desarrollo sostenible y nos referimos al consumo energético, ¿sabemos cuánta energía consume un aparato de este tipo? ¿cómo podemos reducir el uso de los aires sin pasar calor? ¿y si tuviéramos muebles que regularan la temperatura de la casa de tal manera que no necesitáramos aire acondicionado?
Raphaël Ménard (arquitecto e ingeniero) y Jean-Sébastien Lagrange (diseñador) tuvieron una idea perfecta: el proyecto ZEF (en inglés ZeroEnergyFurniture), una mesatérmica que representa el diálogo perfecto entre el diseño estructural y la ingeniería, el ahorro de energía, el bienestar térmico y la estética racional.
El secreto está en la manera en la que está fabricada. Como propuesta, los diseñadores del programa ZEF propusieron esta mesa concebida con una alta inercia térmica. Con un diseño muy elegante, aparentemente es una mensa normal: un tablero ancho de madera con cuatro patas. Pero el secreto está debajo de ésta ya que se encuentra integrado un sistema inteligente que funciona como una esponja cuyos materiales se contraen y expanden según el calor que hace en la estancia.