
Hace poco un viaje me llevó por casualidad a descubrir, Vauban. ¿Te suena? Se trata de un barrio sostenible a tan solo unos 10 o 15 minutos en tranvía del centro de Friburgo, en Alemania. Una zona residencial de unas 40 hectáreas. Se construyó sobre una zona de acuartelamiento ocupada por el ejército francés hasta 1991. Y desde 2005 constituye un curioso caso de urbanismo, en el que la participación social y la sostenibilidad tienen un peso fundamental.
Un proyecto piloto que busca allanar el camino para una expansión urbanística diferente. En un país , Alemania, ya de por sí con una alta conciencia ecológica, Vauban va más allá. Un paseo por aquel rincón del mundo descubre calles tranquilas, cuajadas de flores silvestres y en las que la naturaleza campa casi a sus anchas. Junto a ella, el visitante descubre una curiosa amalgama arquitectónica y social. Y entre sus calles ningún monumento histórico, pero sí toda una historia de innovación, o al menos de cambio de paradigma o intento de ello.

El tranvía entra en Vauban avanzando sobre un manto verde. Un suelo tapizado de hierba, en el que solo los raíles brillan descubiertos al sol. Sobre la acera, en fila, una larga colección de contenedores de reciclaje. Tan específicos, que resultan sorprendentes a nuestros ojos. Frente a ellos, un exuberante jardín vertical trepa por una fachada. La del hotel del barrio, el Green City Vauban, cuya función va mucho más allá de lo meramente decorativo.
Jardines verticales cuajados de beneficios
Como ya descubrimos hace un tiempo en nuestro blog, los jardines verticales constituyen toda una ‘terapia urbana’. Aportan oxígeno y humedad, proporcionan un mayor aislamiento, suavizan los efectos de lluvias torrenciales, mejoran la diversidad de pájaros, insectos y otros pequeños invertebrados… Y ayudan a filtrar el aire. Una tarea fundamental que en Vauban, no obstante, no debe resultarle, demasiado extenuante.
Menos tráfico, para una mayor calidad de aire y de vida
Vauban cuenta con una amplia superficie de tráfico restringido. La idea estaba clara desde el principio: menos coches supondrían menos contaminación, menos ruido y una mayor calidad de vida. Y la proximidad de las tiendas, guarderías y escuelas, combinada con una buena red de transporte público y carriles bici, y su política de coches compartidos lo han hecho posible. A ello se suma además otro factor. La existencia de algunos proyectos arquitectónicos en los que el lugar de trabajo y la zona de viviendas se encuentran en el mismo complejo. De este modo, Vauban ha conseguido tener tan solo 172 coches por cada 1000 habitantes. Los niños juegan en la calle y los propietarios de coche que residen en zonas peatonales tienen a su disposición aparcamientos públicos.
Vauban aprueba con nota el reto energético
Las construcciones de Vauban cumplen con el estándar de bajo consumo de energía de Friburgo (65 KWh/m2). De hecho la mayoría de casas que no generan su propia energía no llegan a 15 Kwh/m2 de consumo. ¿Cómo? Gracias a la energía solar pasiva. O lo que es lo mismo, gracias a un diseño que les permite aprovecharla de forma natural sin tener que tratarla de forma artificial.

Por otro lado, la clave está precisamente en eso de «las que no generan su propia energía» . Por que lo cierto es que muchas sí lo hacen. Las casas con placas solares en el tejado son una estampa habitual en los campos de la llamada ‘Selva negra’ alemana. Y Vauban no es una excepción. Numerosos hogares tienen sus propias instalaciones fotovoltaicas. Además el barrio cuenta con una central de cogeneración que combina calefacción y electricidad. Una urbanización solar y el centro comercial (conocido como ‘el barco solar’) son generadores de energía positiva, es decir, producen más energía de la que necesitan. A ello se suma además el Heliotropo.
El heliotropo, una edificación pionera
Esta creación, obra del arquitecto Rolf Disch, en 1994, genera entre 3 y 5 veces la energía que consume. Y lo hace utilizando un mecanismo de rotación, que le permite atrapar la luz solar o girarse para quedar a la sombra, según las necesidades del momento. Además, la vivienda cuenta con un sistema de depuración de aguas residuales, y mecanismos para la recogida y almacenaje del agua de lluvia.
Vauban no cuenta con grandes avenidas ni monumentos. Y carece del ambiente de terracitas y vermús al sol que tanto disfrutamos por aquí. Pero en esa calma silenciosa, solo interrumpida por un riachuelo, unos niños, y un relinche de caballo, tiene quizás mucho que enseñarnos. En beneficio del planeta y de nuestra calidad de vida. Feliz día mundial del medio ambiente

Laura Prieto Calvo

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