Tenemos varios pares en nuestros armarios. De distintos colores, materiales y formas. Cada día, elegimos unos que vayan a juego con nuestra vestimenta y nos deshacemos de ellos cuando consideramos que están viejos, que ya no nos sirven y entonces nos encaprichamos de otros. Así nos comportamos en una parte de mundo y nos olvidamos de lo que pasa en otros países donde las personas tienen que llevar los zapatos que a nosotros no nos valen aunque no sean de su talla. Los únicos que son conscientes de esta realidad son los voluntarios y trabajadores de las ONG, organizaciones y fundaciones que trabajan en los países más desfavorecidos. Es el caso de Kenton Lee, el creador del zapato que crece 5 tallas y sirve durante 5 años. Él nos cuenta cómo surgió su proyecto The shoe that grows.

«He viajado mucho después de graduarme de la universidad. He vivido y trabajado en Quito, Ecuador – y luego en Nairobi, Kenia. Cuando estaba allí, trabajé en un orfanato con cerca de 140 niños. Un día, todos estábamos caminando hacia la iglesia cuando miré a mi lado a una niña con vestido blanco. Me quedé muy sorprendido de que llevaba unos zapatos demasiado pequeños. A mi alrededor, vi que a muchos de los niños les ocurría lo mismo así que pregunté al director del orfanato: ¿Por qué tantos niños llevan zapatos que no les sirven?. Me contestó que habían recibido un cargamento de zapatos donados hace un año pero no habían recibido ninguno más y ellos no tenían suficiente dinero para comprar nuevos pares. Justo en ese momento, me dije a mí mismo: «¿Y si hubiera un calzado que se pudiera adaptar y expandir? Parece que tendría más sentido para estos niños».

Kenton Lee y las personas de su organización, Because International, se muestran muy satisfechos con el resultado. «Estamos muy emocionados. Nuestro objetivo era hacer un zapato que creciera tanto como fuera posible, durara el mayor tiempo y el costo fuera el menor posible». Actualmente, niños de Nicaragua, Perú, Colombia, Guatemala, Uganda, Ruanda, Kenia, Ghana o Vietnam ya han probado sus zapatos. Los pequeños se muestran muy contentos la primera vez que se los prueban. Desde ese momento, no se los quitan.
Además, el material del que están hechos es duradero y resistente y si se ensucia, es sencillo de limpiar. «La suela está hecha de un caucho comprimido, muy similar al de un neumático. El resto del calzado es un cuero de mucha calidad. Y el diseño es tan simple que hace que sea muy fácil de limpiar», añade Lee.
Pero sin duda, lo mejor de todo es que ya no tienen que ir descalzos y pueden correr y moverse sin el temor de que puedan hacerse daño o lo que es peor tener alguna infección o enfermedad. «Sí, esta es la mejor parte. Los zapatos protegen los pies de los niños de las cosas peligrosas que hay en el suelo. Muchos niños viven en lugares sin servicios de saneamiento adecuados. Ellos pueden tener cortes, raspaduras y quemaduras que dañan sus pies y por tanto, son propensos a contraer infecciones o enfermedades», explica el fundador de Because International.
Si te ha gustado la idea del zapato que crece, puedes ayudar a Kenton Lee y su organización a seguir enviando zapatos a los niños de muchos países y también a desarrollar futuros proyectos. Tan solo tienes que visitar la web The shoe that grows – donate.
Últimos posts de Marta Plaza Magro (ver todos)
- Regalos Solidarios para Navidad (y siempre) - 16 diciembre, 2019
- Refugees Say, el algoritmo que ayuda al reasentamiento de refugiados - 1 octubre, 2018
- Leemur, la app de literatura en español que triunfa gracias al formato chat stories - 23 abril, 2018
- Appyautism, el mejor catálogo de apps para personas con autismo - 2 abril, 2018