1300 gramos no parecen gran cosa. Apenas el peso de unas cuantas barras de pan. Pero ese escaso kilo y medio colocado entre nuestras orejas sostiene el peso de toda la evolución humana y uno de los mayores misterios de la ciencia moderna, un territorio que aún tiene mucho de inexplorado, y en el que sólo los más osados se atreven a avanzar.
Dos de esos exploradores son Paulo Rodrigues y Vesna Prchkovska. Él ingeniero informático. Ella ingeniera electrónica. Él portugués, ella Macedonia. Ambos se conocieron en Holanda durante su doctorado en Biomedicina y ambos eligieron España para aventurarse a descifrar un poco más esos 1300 gramos de misterio. “Aquí se hace muy buena investigación, hay centros de excelencia en neurociencia e investigación clínica, pasión y voluntad por apoyar las ‘start-up’ y una gran calidad de vida: el sol, la playa, la comida, la gente, tiene un ventaja muy grande en la captación de talento para los equipos.”, me explica Paulo. Desde 2013 ellos cuentan con el apoyo de Wayra, la aceleradora de start ups de Telefónica. ¿Su proyecto? Mint Labs, un software que permite transformar resonancias magnéticas en mapas personalizados de fibras y conexiones neuronales en 3D y a todo color.
Un ‘Google maps’ del cerebro
Así es como ellos mismos lo definen, una herramienta que lo coloca literalmente al alcance de la mano, en una pantalla táctil que permite ampliar y girar, con enormes posibilidades para la investigación, el diagnóstico y tratamiento de enfermedades neurodegenerativas o psiquiátricas. O incluso interactuar con él en quirófano, sin ni siquiera tocar la pantalla, en tiempo real mediante tecnología Leap Motion. ¿Su punto fuerte? La sencillez. Unir precisión con usabilidad haciendo fácil lo complejo. Y un software que además recoge, procesa y almacena grandes cantidades de datos sobre morfología y activación del cerebro.
Actualmente una decena de hospitales españoles están ya en su lista de clientes, como el Ramón y Cajal de Madrid o el Clinic de Barcelona. Pero su proyecto para ‘dibujar’ el cerebro sigue buscando inversores, comienza a expandirse por Estados Unidos, integrado en un programa de aceleración de start ups en Atlanta, y ya están en conversaciones para los primeros programas piloto.
Ganar el certamen de emprendedores South Summit de Madrid en octubre del pasado año fue lo que atrajo a los primeros inversores y a algún que otro medio de comunicación, aunque sin demasiado ruido. Algún titular aquí y allá un par de reportajes. Nada que ver con la gigantesca repercusión de proyectos como el ‘mapa del cerebro’, apoyado por Obama y liderado por el español Rafael Yuste. El presupuesto inicial de éste fue de unos cien millones de dólares (77 millones de euros) mientras que Mint Labs abrió su primera ronda de financiación por unos 500.000 euros. En esa liga juega también el europeo ‘Human Brain Project’ con mil millones de inversión y diez años de trabajo por delante.
Pero aquí, en principio, no hay un ganador, ya que todos ellos reman en realidad en el mismo barco. Mientras Mintlabs muestra las conexiones, el proyecto europeo busca mapear neurona a neurona, ya que como el propio Paulo reconoce “a pequeña escala aún no conocemos casi nada”. Además, en el caso de Estados Unidos, Yuste y los científicos que trabajan con él pretenden hacer pública toda esa información neuronal, accesible en la nube para el estudio y las sinergias con investigadores de todo el mundo, como Paulo.
Y es ahí donde entran nuevos actores. Ya no hablamos de gramos, sino de gigas. Sólo en almacenamiento cada millón de neuronas puede ocupar tres millones de gigas, por lo que un cerebro entero podría suponer 300 000 millones de gigas. Google, Microsoft y otras empresas ya han dado su palabra de que la nube aguantará. Y se han subido al barco de la neuroimagen. En él se encuentran también empresas de diagnóstico de imagen como Philips o Siemens. ¿Competencia? Paulo Rodrigues insiste en sus entrevistas en que, más bien, los ve como posibles colaboradores. El software de Mint Labs, podría estar en sus equipos. Y parece lógico pensar que incluso mejorar con las sinergias con el resto de proyectos mapeando el cerebro. Sólo queda esperar para ver el asombroso resultado que todos esos cerebros trabajando juntos pueden hacer por resolver el misterio.

Laura Prieto Calvo

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